Finalmente terminó la conferencia, CINCO días consecutivos de reuniones constantes, días de discusiones constantes, de liderar un taller de transformar; cinco días de establecer relaciones, de jugar golf, y de cena en cena; cinco días sin parar. Han sido días que han requerido alta intensidad mental.
Estoy exhausta, y quiero irme YA para mi casa, cuando una chica, con quien trabajo diariamente, se me acerca con una sonrisa, me da un abrazo caluroso y me dice: “tu presentación fue la mejor de todas, ¡me encantó!, la verdad es que fue la única exposición de la que aprendí, te llevaste el show; y por cierto te iba a preguntar, y ¿por qué no has escrito más? A mi me gusta como te expresas, he aprendido mucho contigo.”
Esos segundos, cuando ella me hablaba, me recargaron instantáneamente, me llenaron el corazón, inmediatamente sonreí y le respondí: ¡GRACIAS!, gracias por ser parte de mí “Mi Club de Fans”, no me habías dicho que te había gustado el artículo de “Prefiero ser un cajero en Miami que un CEO en Canadá”, ¡que bueno que te gustó!, tengo varios temas que me gustaría compartir, ahora que sé que esperas el siguiente, déjame pensar que publicar...
Me tomé mi tiempo en reflexionar cuál de todos los temas, aprendizajes, libros y seminarios debería escribir, y de repente se me prendió el bombillo. Debo escribir:
El primer elemento es reflexionar y formalizar mi intención, el segundo es el impacto de mi Club de Fans, y el tercer elemento, la firmeza en mis decisiones. Pensándolo bien, estos elementos son iguales a los que uso para diseñar y ejecutar uno de mis talleres o presentaciones de Consultoría. Primer paso, reflexiono los objetivos que quiero alcanzar, luego adaptar el mensaje a la audiencia, y por último el impacto o el valor que quiero que producto o servicio tenga. Si alguien en la audiencia recuerda algo de mi sesión, sea una palabra, un gesto o solo mi nombre, entonces mi objetivo principal será cumplido, he dejado una huella, un recuerdo, en esa persona. Permíteme elaborar un poco más en cada elemento y sus fases.
Es lo primero que hago, definir: ¿para qué?, ¿por qué?, ¿por quién lo quiero hacer?, ¿qué quiero lograr?, ¿que me llena para hacer ese taller o escribir ese artículo?. Suena bastante egoísta, y es así, es todo sobre mí,
Es un proceso de invitación a las personas, para que vengan a conocer mi mundo, como lo dije en mi taller de la semana pasada, es dar la “Bienvenida al Mundo de acuerdo…Nathalie”. Y quiero dejar claro que mi intención en este momento, es remarcar la importancia de la INTENCIÓN dentro de mi motivación para poder ejecutar; sin intención no ejecuto.
Luego de definir esa intención, prosigo a evaluar lo que quiero experimentar. Me refiero a las emociones, el aprendizaje, las conexiones y hasta visualización de cómo va a ser el “espectáculo” para el público. Es un guión, sin escribir, que se desarrolla en mi imaginación intelectual y emocional.
El tercer paso es el cómo lo voy a lograr mi intención, como lo voy a materializar, ¿qué herramientas puedo utilizar?, ¿qué opciones puedo tener?, ¿debería hacer sesiones grupales?, a lo mejor ¿colocar vídeos que generen una emoción específica?, en otras palabras, busco materializar ese segundo paso donde deje mi imaginación fluir de la actividad que estoy diseñando.
Mi intención es que puedas usar estos tres pasos para generar ese impacto que estás buscando alrededor tuyo, sea con tu jefe, pareja, amigos, y hasta tus hijos. Recuerda definir tu intención, visualizarla y materializarla.
El segundo elemento es muy importante para mí, que soy una persona muy sociable y extrovertida, creo que es esencial para el ser humano. Es un elemento existente en cualquier actividad que involucre otras personas; en el caso de escribir este artículo, me refiero a TI, mi lector; que estas escuchando, leyendo y sintiendo mi mensaje o mi esencia; si has leído hasta este punto creo que te puedo llamar miembro de “Mi Club de Fans”.
Es esa persona que está dispuesta a ayudarme en lo que necesite, que me da apoyo, que por lo general me dice “¡me encantó!”; es esa persona que yo también estoy dispuesta dispuesta a hacer más allá de lo que esperaba, para ayudarla a alcanzar su éxito, su éxito lo tomo como el mío, y viceversa.
Un miembro de mi Club de Fans, me llena de energía solo con un mensaje de texto, una sonrisa, una llamada, o simplemente pensando en alguna situación en la que nos hemos encontrado juntos. También un fan me llama la atención cuando no estoy alineada en lo que digo, pienso y hago, a lo que agradezco desde lo más profundo de mi ser, puesto que no deseo entrar en mi propia clasificación de “Pendejo” (explicaré un poco más del tema en artículo futuro).
Identificar, nutrir y ser un “fan de tu fan” son actividades constantes que ejerzo, y elementos esenciales para mi ejecución, si no hay fans o posibilidades de inscribirse en el club, entonces ¿para qué hacer nada?
A lo mejor estás pensando que tu club es bastante pequeño, y no lo es; estoy segura de que tienes más fans de los que crees. Yo activamente estoy pensando que fans necesito y dónde los busco, cómo puedo obtener esas relaciones. Evalúo cual es la mejor estrategia para que se inscriban en mi club; a lo mejor es una llamada, o participar en uno de mis talleres, o mandarle un reporte , o diseñar una super herramienta con su panel de control/dashboard que le permita ser exitoso en su trabajo, cualquiera que sea la vía, la ejecutó para buscar un miembro más. Una vez establecida esa conexión, procedo a nutrirla, como una de mis plantas, dándole agua, fertilizante y colocándola donde se adapte mejor a su especie para poder fortalecerse, así como las relaciones.
De esta manera llegó al tercer nivel de desarrollo de mi club de fans, volverme fan de esa persona; lograr conocerla a tal punto que mi admiración por alguna actividad, manejo de alguna área de su vida, desenvolvimiento o liderazgo se incremente y me considere un miembro activo del club de fans de mi fan.
El último elemento para formalizar mi proceso de motivación a ejecución en cualquier actividad es conservar mi firmeza en mi decisión de impactar a mi club de fans y en todo el proceso de reflexión de mi intención.
La mayoría de las veces no sé cuál es la huella de las cosas que he hecho, o lo que digo, o el recuerdo de lo que reflejo.
Ese primer artículo, no sabía de cómo le había impactado a ella, no estaba consciente si la había inspirado o si fue una “pérdida de su tiempo”, solo conté mi historia y mi aprendizaje de manera transparente como soy, con el corazón abierto.
Cada día cuando salía al trabajo en la mañana en mi carro, y daba un cruce en la intersección del colegio más cercano, coincidía la hora de entrar a la escuela de los niños. Siempre estaba un muchacho de Guardia de cruce, que dirigía el tráfico para que los niños cruzaran la calle de manera segura.
Todos los días, cuando paraba en el semáforo el muchacho me saludaba con una gran sonrisa, viéndome a los ojos, como sí me conociera de toda la vida. A lo que yo le respondía con la misma sonrisa, me sentía como esos Ositos Cariñosos con el poder de “Sonrisita”, mandando todos mis mejores deseos.
Al continuar mi ruta, solo quedaba en mi mente la gran sonrisa de él, y que buen gesto y energía me daba; al llegar a la oficina, yo llegaba con la misma sonrisa que él me había dado.
Ese chico tuvo y ha tenido un gran impacto en mi vida, y en de manera indirecta con las personas con quien me encontraba en la mañana, gracias a la constancia de sonrisas de ese Guardia de Cruce escolar.
Escribir un artículo, llevar una conversación, dar una sonrisa o hasta no hacerlo, es una decisión que he tomado, y cada momento estoy marcando a otros por esa decisión, de manera directa o indirecta. El dilema que muchas veces enfrento es, ¿dónde invertir mis intenciones?, ¿donde tendré el mayor impacto?, y al final decido por mi Club de Fans.
Aquí estoy, escribiendo y hablándole a mi computadora, abriendo mi corazón y sin temor a que alguien se burle, o que me haga sentir mal, o que me esté evaluando el punto y la coma. Al final quién determina ese nivel de excelencia soy yo misma; como le digo a mis hijos, la única persona que puede determinar el valor de tu esfuerzo eres tú mismo, sólo tú sabes, si estás dando lo mejor de tí, sólo tú sabes, si tu trabajo de hoy es mejor que el trabajo que presentaste, solo tu sabes, si estás creciendo o si estas decreciendo.
Nathalie Saenz de Miera
Líder, Ingeniero, Estratega, Creativa y Persistente
Gerencia de Proyecto Personal. Balancea tus Prioridades y Ejecuta tu Plan
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Es un proceso de invitación a las personas, para que vengan a conocer mi mundo, como lo dije en mi taller de la semana pasada, es dar la “Bienvenida al Mundo de acuerdo…Nathalie”. Y quiero dejar claro que mi intención en este momento, es remarcar la importancia de la INTENCIÓN dentro de mi motivación para poder ejecutar; sin intención no ejecuto.
Luego de definir esa intención, prosigo a evaluar lo que quiero experimentar. Me refiero a las emociones, el aprendizaje, las conexiones y hasta visualización de cómo va a ser el “espectáculo” para el público. Es un guión, sin escribir, que se desarrolla en mi imaginación intelectual y emocional.
El tercer paso es el cómo lo voy a lograr mi intención, como lo voy a materializar, ¿qué herramientas puedo utilizar?, ¿qué opciones puedo tener?, ¿debería hacer sesiones grupales?, a lo mejor ¿colocar vídeos que generen una emoción específica?, en otras palabras, busco materializar ese segundo paso donde deje mi imaginación fluir de la actividad que estoy diseñando.
Mi intención es que puedas usar estos tres pasos para generar ese impacto que estás buscando alrededor tuyo, sea con tu jefe, pareja, amigos, y hasta tus hijos. Recuerda definir tu intención, visualizarla y materializarla.
El segundo elemento es muy importante para mí, que soy una persona muy sociable y extrovertida, creo que es esencial para el ser humano. Es un elemento existente en cualquier actividad que involucre otras personas; en el caso de escribir este artículo, me refiero a TI, mi lector; que estas escuchando, leyendo y sintiendo mi mensaje o mi esencia; si has leído hasta este punto creo que te puedo llamar miembro de “Mi Club de Fans”.
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Un miembro de mi Club de Fans, me llena de energía solo con un mensaje de texto, una sonrisa, una llamada, o simplemente pensando en alguna situación en la que nos hemos encontrado juntos. También un fan me llama la atención cuando no estoy alineada en lo que digo, pienso y hago, a lo que agradezco desde lo más profundo de mi ser, puesto que no deseo entrar en mi propia clasificación de “Pendejo” (explicaré un poco más del tema en artículo futuro).
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La mayoría de las veces no sé cuál es la huella de las cosas que he hecho, o lo que digo, o el recuerdo de lo que reflejo.
Ese primer artículo, no sabía de cómo le había impactado a ella, no estaba consciente si la había inspirado o si fue una “pérdida de su tiempo”, solo conté mi historia y mi aprendizaje de manera transparente como soy, con el corazón abierto.
Cada día cuando salía al trabajo en la mañana en mi carro, y daba un cruce en la intersección del colegio más cercano, coincidía la hora de entrar a la escuela de los niños. Siempre estaba un muchacho de Guardia de cruce, que dirigía el tráfico para que los niños cruzaran la calle de manera segura.
Todos los días, cuando paraba en el semáforo el muchacho me saludaba con una gran sonrisa, viéndome a los ojos, como sí me conociera de toda la vida. A lo que yo le respondía con la misma sonrisa, me sentía como esos Ositos Cariñosos con el poder de “Sonrisita”, mandando todos mis mejores deseos.
Al continuar mi ruta, solo quedaba en mi mente la gran sonrisa de él, y que buen gesto y energía me daba; al llegar a la oficina, yo llegaba con la misma sonrisa que él me había dado.
Ese chico tuvo y ha tenido un gran impacto en mi vida, y en de manera indirecta con las personas con quien me encontraba en la mañana, gracias a la constancia de sonrisas de ese Guardia de Cruce escolar.
Escribir un artículo, llevar una conversación, dar una sonrisa o hasta no hacerlo, es una decisión que he tomado, y cada momento estoy marcando a otros por esa decisión, de manera directa o indirecta. El dilema que muchas veces enfrento es, ¿dónde invertir mis intenciones?, ¿donde tendré el mayor impacto?, y al final decido por mi Club de Fans.
Aquí estoy, escribiendo y hablándole a mi computadora, abriendo mi corazón y sin temor a que alguien se burle, o que me haga sentir mal, o que me esté evaluando el punto y la coma. Al final quién determina ese nivel de excelencia soy yo misma; como le digo a mis hijos, la única persona que puede determinar el valor de tu esfuerzo eres tú mismo, sólo tú sabes, si estás dando lo mejor de tí, sólo tú sabes, si tu trabajo de hoy es mejor que el trabajo que presentaste, solo tu sabes, si estás creciendo o si estas decreciendo.
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